La Lengua de Señas Mexicana forma parte de la comunicación humana, sea la persona sorda o no, ya que esta es un recurso y forma de comunicación expresada a través de movimientos del cuerpo, especialmente manos y brazos, usados cuando la comunicación verbal es imposible o no deseada.
La lengua de señas puede ser tan rudimentaria que se lleva a cabo como mera mímica, con ruidos o simplemente apuntando, o puede emplear un delicado sistema combinado de señas manuales codificadas que son reforzadas por la expresión facial y por palabras deletreadas en un alfabeto manual.
Donde quiera que la comunicación es imposible, como en interlocutores de distintos idiomas o cuando uno o más de los que serán comunicadores es sordo, la LSM, puede ser utilizada para tener un entendimiento.
Esta práctica es probablemente más antigua que el propio lenguaje oral.